Empecé hace mucho a ver carreras del mundial, pero casi siempre me limitaba a ver las de MotoGP y muy de vez en cuando veía las de las otras cilindradas hasta que un día allá por 2007/2008 pillé una carrera de 250 cc. y allí estabas tú, haciendo de las tuyas, pilotando al límite, haciendo que cada curva y que cada vuelta fueran de infarto, que si había hueco ahí estaba esa pequeña moto bajo ese cuerpo grandullón que hacía de huecos minúsculos el sitio idóneo para pasar. En ese momento todavía no sabía quien eras y ya estaba encandilada del piloto intrépido que me estaba haciendo pasar un rato increíble frente al televisor.
La carrera acabó y el piloto misterioso tuvo cara al fin, un chiquillo de aspecto rudo con pelo de rockero de los 70 y con un poco de cara de malas pulgas al principio, entonces la sonrisa apareció en su rostro y dejó ver al niño divertido que realmente eras, al chico simpático, dulce y con carisma que definitivamente me enamoró entonces. Allí aprendí tu nombre, Marco Simoncelli, y tu dorsal, 58, y desde entonces fuiste mi otro motor del mundial.
Ese año ganaste el título y ahí surgieron las primeras lágrimas, aquel día en Malasia 2008 fueron de felicidad, la felicidad de verte allí en los más alto de la categoría, venciendo a los que te criticaban entonces y enmudeciendo a los que no creían en ti y dándonos a los que disfrutamos de las motos y a los que disfrutamos contigo la mayor alegría del año. Recuerdo la rueda de prensa de entonces, donde apenas lograbas hablar de la emoción y vuelvo a sonreír como entonces.
Ahora un día después de Malasia 2011 las lágrimas siguen bañando mi rostro intentando escribir estas líneas, que el mismo lugar que simbolizó tu alegría ahora simbolice tu partida. Ayer madrugué para ver la carrera, como siempre, y tu estabas allí sonriendo al inicióo de la carrera, enseñando contento tu nueva página web. Empezó la carrera y todo parecía ir bien para ti hasta que de repente apareció tu moto de la nada y allí estabas en el suelo, inerte, sin casco. Intenté ser positiva, pero algo me decía que algo no iba bien y cuando a los 10 minutos de decir que te trasladaban salió la noticia de que te habías ido para siempre mi cabeza no lograba asimilarlo, corría de un lado a otro de la casa repitiendo "no, no, no, no" una y otra vez, como si quisiera despertarme de un mal sueño, pero no era un mal sueño y la realidad se imponía de forma aplastante y cruel, porque ¿cómo te ibas a ir así, tan joven y con tanto tiempo para seguir disfrutando de tu pasión?
Aún no puedo creer como un luchador como tú, que has luchado contra todo y contra todos, que nunca te faltó el valor para decir lo que pensabas, que en las carreras siempre luchaste hasta el final y que en la maniobra del último domingo luchaste para mantener la moto en pie se haya ido para siempre. Aún no me imagino como van a ser las carreras sin verte, sin que aparezca esa sonrisa en el paddock y en la linea de salida, sin oír tu voz de nuevo en rueda de prensa, sin verte en el podio, sin ver el 58 haciendo travesuras en el asfalto.
Se ha ido la alegría del Paddock, el chico de la sonrisa permanente, el eterno bromista y el que pasase lo que pasase nunca se escondía e iba de frente. Con su pérdida también se esfuma un sueño, el de muchos de verle algún día como campeón y el mío de conocerlo algún día.
Solo espero que estés bien donde estés y que cuides de aquellos que te querían, sobre todo de Vale que no me quiero ni imaginar como se queda tras tu partida.
Para mí siempre estarás en mi recuerdo y siempre te querré por lo como eras y por lo que fuiste, un gran piloto y una magnífica persona.
Hasta Pronto SuperSic
(1987-2011)