Nunca me ha gustado aventurarme y hacer reflexiones en caliente porque a veces tus primeros instintos no son los adecuados, por eso, he querido dejar un par de días para sentarme y escribir sobre el día en el que acabaron dos cruentas historias, el fin de dos épocas.
El jueves 20 de octubre de 2011 amaneció como un día cualquiera, aunque la rumorología ya había empezado a aventurar desde bien entrada la mañana uno de los sucesos que me llevan a escribir estas líneas pero que yo en ese momento no creí posible. Al mediodía, cuando volvía a casa de una mañana de clases, aparecía ante mi en forma de diversos tweets de distintos medios de comunicación la noticia de la muerte del dictador Muamar el Gadafi, ese dictador implacable y extravagante que controló con una férrea dictadura a su país, que en los últimos meses se había visto asolado por una guerra civil con el fin de deshacerse del dictador y recuperar la libertad y el control. Gadafi y su familia alentaron a sus seguidores a la lucha contra los rebeldes y él, en sus diversos mensajes a sus seguidores durante estos meses, repitió hasta la saciedad que no se iría del país, que "vencería o moriría", desgraciadamente para él acabó con la segunda. Personalmente me hubiera gustado que hubiera sido juzgado por un tribunal internacional por sus crímenes contra su pueblo y que hubiera pagado por ellos, pero no deja de resultar poético que él, que ha causado tanta muerte en su pueble, muera a manos de aquellos que él oprimió, de aquellos que han luchado por la libertad. El tirano asesinado por sus súbditos, una historia que se repite una y otra vez en la historia de los pueblos.
No se si ahora Libia podrá ser libre al fin, no se si serán capaces de crear un estado democrático y evitar que el radicalismo se apodere de ellos, pero lo que sí que se, es lo que se transmite en las imágenes de las calles de Misrata o de Tripoli que se muestras en las televisiones de medio mundo, de ellas emana un cierto sentimiento de felicidad y alivio. Muchos exiliados vuelven al país, vuelven a su hogar, con su familia, a su tierra. Ahora Libia es un país de celebraciones y de encuentros, pero también es un país en el queda mucho por hacer, pero la ilusión y las ganas de cambio harán que salgan adelante.
No se si ahora Libia podrá ser libre al fin, no se si serán capaces de crear un estado democrático y evitar que el radicalismo se apodere de ellos, pero lo que sí que se, es lo que se transmite en las imágenes de las calles de Misrata o de Tripoli que se muestras en las televisiones de medio mundo, de ellas emana un cierto sentimiento de felicidad y alivio. Muchos exiliados vuelven al país, vuelven a su hogar, con su familia, a su tierra. Ahora Libia es un país de celebraciones y de encuentros, pero también es un país en el queda mucho por hacer, pero la ilusión y las ganas de cambio harán que salgan adelante.
Unas horas más tarde de la noticia del fin de la guerra en Libia apareció la bomba informativa en España, aquella que se intuía por la mañana y que yo no acababa de creerme, ETA anunciaba el cese definitivo de la actividad armada, en un comunicado a su periódico habitual y con un mensaje de vídeo anunciaban el cese.
El titular de la noticia suena precioso, su cese definitivo, genial, no más muertos, no mas violencia, no más extorsiones, no más secuestros, no más terror. Oyes las respuestas políticas y todo parece fantástico (que lo es), pero entonces te levantas al día siguiente (de ahí que no me guste hablar "en caliente") y lees la prensa y empiezas a ver algunos datos que te hacen dudar. 5 de los 10 ceses anunciados por la banda en estos más de 40 años han sido anunciados como ceses definitivos y todo ellos terminaron, ¿qué cambia ahora? ¿será ahora el definitivo?
Lo que me tiene preocupada es eso del "cese definitivo" sin disolución de la banda, si ya no van a volver a atentar, ¿por qué no se disuelven? ¿por qué no entregan las armas? se supone que ya no las van a necesitar más, pues sería un gesto bastante coherente que las entregaran para que viéramos que van en serio, que no es otro pantomima como las anteriores para conseguir vete tú a saber que.
Muchos de los que lean esto (si alguien lo lee) pensarán, otra de las que parece que no quieren la paz (como leí twitter hacia aquellos escépticos). Todo lo contrario, me encantaría sentarme aquí delante de esta página en blanco y decir: "estoy contentísima", pero ha llegado un punto en el que la palabra de los terroristas para mí no vale absolutamente nada, me sirven los hechos y me sirven las acciones, me parece genial que anuncien un cese, pero si se quedan las armas, si siguen existiendo como ETA, si no piden perdón a las victimas, ¿qué nos asegura a nosotros que no van a volver a las andadas en un futuro?
Yo solo quiero estar equivocada y que mis dudas y mis reparos a creerme esto, con el tiempo se disipen porque ellos cumplan su palabra y lo que también espero es que aunque ya no vayan a matar más, los que ya lo han hecho sean juzgados por sus crímenes, que esto no sea un paso para que perdonen sus actos cuando ellos ni siquiera han pedido ese perdón.
Definitivamente el 20 de octubre de 2011 ya forma parte de la historia, el fin de dos épocas marcadas por el terror y la falta de libertad, ahora solo queda que se siga hacia delante conservando la última para siempre y sin volver a sentir la primera nunca más.
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