Final del Paseo del Prado, cerca de Atocha. Pum...Pum...PumPumPum, gritos, carreras, algunos mantienen la calma siguen andando en su camino a Atocha, Pum, Pum, más gritos, más carreras. "Están por el otro carril del Paseo, tranquilos". Seguimos andando. Pum. Pum, Pum... Los coches de los antidisturbios empiezan a bajar a toda velocidad por la otra vía del Paseo, se paran en seco, Pum...Pum, Pum, se bajan todos los policías y empiezan a correr, porra en mano, contra la multitud que se dirigía hacia Atocha."!Correr que han bajado!". Carreras, gritos, saltar a gente que está tirada en el suelo por el miedo a las pelotas de goma que rebotan en las paredes, se oyen. Los restaurantes, los hoteles y las tiendas abiertas se colapsan de gente que huye, que se refugia de los golpes, pero se oyen los golpes de las porras contra los cuerpos, bum,bum,bum, golpes secos, repetitivos. Se oyen los gritos de la gente por el dolor, por la confusión, porque no entra más gente en algunos locales y tienen que buscar otro lugar "seguro". Muchas personas no sabe que hacer ni a donde ir porque miren donde miren ven como vienen más agentes, que corre hacia ellos y ellos tienen que correr pero no tienen un rumbo fijo, solo huyen de esos hombre fuertes, vestidos de negro riguroso a los que no se les ve ni un centímetro de piel, con esos cascos que no te permiten verles el rostro.
Mi objetivo: un hotel abarrotado de gente, un antidisturbio tiene el mismo objetivo, las puertas eléctricas no se cierran por la cantidad de gente que se agolpa en la puerta, el agente lo ve y va hacia allí y golpea a la gente que está en la puerta, sin miramientos, con toda su fuerza. Intento sortearle pero se gira, me mira, me corta el paso. Bordeo la parada del autobús, una pareja abrazada cubriéndose la cabeza como hacen los protagonistas de las películas de miedo, el miedo que se refleja en sus caras. Los sobrepaso y mi hermana me suelta, me giro y el agente esta detrás nuestra, viene a por nosotras, ella se pone delante para que no me de a mí primero, pero algo le para, ¿será el miedo en nuestros rostros? ¿será que no hay nadie más en la calle?. Unos gritos nos llegan desde el McDonalds de la esquina: "Aquí, entrar aquí, ¡vamos!". Entramos, parece que estamos a salvo. La policía se posiciona alrededor de la glorieta de Atocha...
Quizás se podría narrar mejor las cargas policiales que tuvieron lugar ayer en Madrid, la narración podría ser más larga porque las cargas lo fueron, quizás faltan detalles, pero este momento no me lo puede negar nadie porque yo lo vi. Yo vi y viví como la policía encargada de velar por el Congreso acorralaba como quien juega al gato y al ratón a una multitud de manifestantes que ya se iban a sus casas de forma pacífica y que sin saber muy bien que estaba pasando vieron como los policías cargaron contra todo lo que se movía porque les apetecía, desquiciados contra gente que no había hecho nada contra ellos ni contra nadie. Yo me libré de traer un recuerdo en la carne, pero desgraciadamente muchos que estaban allí no tuvieron esa suerte.
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