Como dije que iría subiendo cosas que escriba de vez en cuando, no va a ser todo mis pequeñas rayadas, hoy os dejo una pequeña escena que se me vino a la cabeza hace ya unos meses.
Intento gritar. Resuena en mi cabeza pero ningún sonido sale de mi boca, de mi garganta seca salen pequeños suspiros que hacen que sienta dolor.
Los ojos cerrados se llenan de lágrimas que empiezan a aflorar sin aviso previo. Estas en vez de ayudar hacen que los ojos me ardan. "Para" grita mi cabeza, pero nadie ni nada parece oirme y mi cuerpo no obedece.
Me levanto mientras mis pulmones arden por la falta de oxígeno, cada respiración hace que la garganta y los pulmones me ardan. Ya de pie, agarrandome a las paredes para no caer, llego al baño. Miro al espejo, mis ojos enrojecidos por la luz y las lágrimas, mi cara pálida...ya no están.
El espejo ahora está roto, la presión empieza a desaparecer mientras la sangre comienza a cubrir mis manos. Me siento en el suelo, mientras los fragmentos de cristal se clavan en mis piernas desnudas, la sangre sigue saliendo y el dolor empieza a hacerse agudo.
La presión ha desaparecido, los pulmones vuelven a trabajar y mi garganta ya no arde, pero las lágrimas siguen ahí, incesantes entre el dolor y la desesperación.
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