Terminé después de tres meses con Anna Karenina, al principio me pareció demasiado lento y con mi nula memoria para los nombres me parecía imposible acordarme de todos los personajes con nombres raros a lo que llamaban de tres formas distintas en un mismo párrafo, pero al pasar las primeras 100 páginas y acostumbrarse a los rusos el libro simplemente te engancha poco a poco con sus apasionadas historias de amor llevadas hasta los límites de la lógica. Además el panorama de la sociedad rusa de la época está tan bien descrito por el autor que comprender la obra y meterte en ella de lleno es realmente fácil.
La maleta de Ignacio "Karaoke" fue mi siguiente presa literaria y es que hasta principios del verano no descubrí que Daniel Sánchez Arévalo también tenía libros publicados y como seguidora de sus creaciones no pude resistirme a este fantástico libro del barco de vapor. Un libro juvenil/infantil que te hace sonreir y llorar en sus apenas 150 páginas, una historia tierna sobre la infancia, con unos personajes muy bien logrados que en momentos te hace recordar a los Goonies pero en versión española y con aventuras por tierras alcarreñas.
Y tras acabar con un libro juvenil, me metí de lleno en un clásico de la literatura infantil, El Principito, y es que a mis 21 años todavía no había leído este pequeño gran libro. No tiene una historia demasiado elaborada, pero es un libro que a cualquier edad puede trasmitirte grandes sensaciones. Para mí fue sin duda la añoranza a la inocencia infantil y la añoranza a esos años de la infancia.
Y tras dos clásicos decidí que era hora de dar un relax a mi mente y disfrutar con uno de esos libros que los "intelectuales" odiarían y que a mí me encantan, Guía de Supervivencia zombie. Este es un libro de los que no necesitan explicación alguna, el título lo dice todo. Max Brooks nos da sus consejos para sobrevivir a un ataque zombie de distintos grados de intensidad.Para los amantes del género zombie es un libro indispensable. Ameno y divertido.
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