Me encanta sentarme en mi habitación frente a la ventana en un día nublado, a media tarde el interior está más oscuro que el exterior, el ambiente oscuro deja un cielo azul casi blanco salteado por multitud de nubes grisáceas que se avanzan sin que nada las perturbe, sin que nada se ponga en su camino.
Ojalá pudiera ser así, actuar sin pensar, hablar sin procesarlo primero, sin darle mil vueltas para no parecer una estúpida para finalmente parecerlo. Ojalá todo fuera tan fácil como dejarse llevar por el viento sin rumbo fijo y sin esperar nada del camino, simplemente disfrutar de los que te vas encontrando.
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